Volví al vivero cuando llegaron los arneses TTouch para los dos labradores que, debido a su hermoso color marrón, se llaman Trufa y Bombóm. Los arneses son los nuevos con una tira más larga entre el cuello y las cintas que pasan por detrás de las patas así que para este tipo de perro sientan muy bien dejando muy libres los hombros.

Desde la última visita la señora había soltado los dos perros todos los días para que corrieran por la finca y por la tarde los sacaba de paseo, uno con la correa puesta y el otro suelto. Iba alternándolos para que cada uno tuviese ambas experiencias. También les había dejado un recipiente con la infusión de manzanilla al lado del agua normal y parece que la tomaban.

Primero sacamos a Trufa, la hembrita, y le colocamos su nuevo arnés y le enseñé a la señora cómo manejar la correa y la mejor manera de guardarlos para que no haya confusión a la hora de colocarlos. Al salir de su recinto se excitaron los dos, pero el período de recuperación de ambos fue mucho más corto que en la visita anterior.

Había decidido llevar algunos aceites macerados y vegetales para ver cuáles elegirían.

Trufa

Bombóm

Aceptó

Rechazó

Aceptó

Rechazó

Hipérico Propóleo Hipérico Zanahoria
Consuelda (Symphytum) Cáñamo Cáñamo Propóleo
Pamplina (Stellaria media) Girasol Consuelda (Symphytum): más cantidad que Trufa Cardo mariano
Cardo mariano Pamplina (Stellaria media): menos cantidad que Trufa
Zanahoria

Después le ofrecí algún aceite a la ancianita pastora alemana, Quina. Ella tomó bastante cantidad de Consuelda (Symphytum) pero rechazó el aceite de cáñamo. Su selección no es de extrañar teniendo en cuenta sus problemas de cadera y de las patas traseras.

Dejé un poco de cada aceite que habían aceptado para que se los vaya ofreciendo cada pocos días.

Lo cierto es que tanto Trufa como Bombóm estaban más tranquilos que durante la primera visita. Sin embargo, siguen echando en falta la compañía. Cuando se sueltan, juegan alegremente pero, en el momento en que se vuelen a encerrar en su recinto, se ponen los dos como centinelas a la puerta mirando hacia la oficina donde está la señora esperando que vuelva a salir.