Hace dos semanas fui al vivero. Me di cuenta de que uno de los pastores alemanes ya no estaba. Cuando le pregunté a la dueña, me dijo que había quedado paralizado de las patas traseras y que había optado con eutanasiarlo. Tenía 12 años.

También noté que en un recinto del vivero había dos hermosos cachorros de labrador, color chocolate. Los vi muy ansiosos y se lo comenté a la dueña. Me reconoció que sabía que estaban frustrados, pero que en ese momento su primera prioridad era la vieja pastora alemana que le quedaba. Ella también tiene 12 años y está bastante mal. Debido a que los cachorros son tan bulliciosos, ella se pone nerviosa cuando se le acercan. Por ello los cachorros están recluidos en el recinto.

La señora confesó que se sentía desbordada porque los cachorros le resultaban difíciles de manejar. Como era receptiva a cualquier consejo, le sugerí que al menos una vez al día dejara salir a los cachorros para que corrieran libremente para así ventilar la frustración que sienten al verse apartados. Me ofrecí a venir a enseñarle alguna técnica que la pudiera ayudar y aceptó de muy buen grado.

Hoy he vuelto al vivero para iniciar el trabajo. Al soltarlos, los cachorros salieron como cohetes, saltando y “asaltando” a las dos. Para no molestar a la viejecita, nos instalamos en una carpa del vivero. Empecé ofreciéndoles aceites esenciales. Los aceites que más les llamaron la atención fueron:

  • Raíz de Angélica
  • Manzanilla,
  • Valeriana,
  • Incienso (pero menos)
  • Mimosa
  • Neroli
  • Lúpulo.

La verdad es que en estos casos querían engullir los frascos, lamiendo e intentando mordisquearlos.

Los aceites elegidos confirmaron la imagen que había formado. Necesitan tranquilizarse (manzanilla y valeriana). La manzanilla también les puede ayudar con la dentición porque quieren morder todo lo que encuentran. Por este motivo le sugerí que preparase una infusión de manzanilla y que se la echara en el agua, teniendo la precaución de dejarles otro recipiente de agua sin nada. Siguiendo mis consejos anteriores les da un hueso cada semana para que puedan roer. Hoy le sugerí que también les pudiera dar un Kong relleno de yogur con alguna comida y que lo congelase para que les durara más y, al mismo tiempo, el frío les aliviase las encías irritadas.

La mimosa y el neroli son aceites que eligen a menudo los animales que padecen ansiedad por separación. Pude comprobar que estos cachorros se pasan el día parados delante de la puerta de su recinto esperando que aparezca la dueña. Les falta compañía y estímulo. Cuando la ven se ponen locos de contentos.

El lúpulo es un aceite que eligen a menudo los animales con trastornos hormonales. Por la edad de los cachorros me pareció una selección lógica porque están entrando en la adolescencia por lo que las hormonas están “revolucionadas”.

Después de la sesión con los aceites, quería enseñar a la dueña alguna técnica básica de TTouch que la pudieran ayudar a la hora del paseo, porque, desde que habíamos hablado dos semanas antes, había puesto en práctica las sugerencias mías: tras dejarlos correr libres sacaba a cada uno por separado para dar un pequeño paseo.

No me quedaban arneses TTouch, así que opté por enseñarle cómo usar la correa de equilibrio. Trabajamos con cada uno por separado para que no hubiera distracciones. El primero en salir fue el machito: la señora decía que era imposible de manejar. Costó un poco ponerle la correa debido a que, por causa de la dentición, lo quería morder todo. Sin embargo, una vez puesta y después de dar unos cinco pasos, caminó a mi lado de manera absolutamente tranquila. Le enseñé a dar señales alternas con la correa en caso de que el cachorro se distrajera y comenzase a adelantarse. También le expliqué la importancia de ejercer una leve presión hacia arriba (y no hacia atrás) cuando quiere que se detenga. El perro respondió muy bien. Lo devolvimos al recinto y sacamos a la perrita.

La perrita, al contrario de lo que había dicho la señora, era mucho más bulliciosa. Tardó unos pasos más en tranquilizarse, pero respondió a las señales y caminó con tranquilidad a nuestro lado durante el pequeño paseo por el vivero.

Al final de la sesión, ninguno de los dos quería volver al recinto. Les falta compañía y cercanía. La señora comentaba que sus pastores alemanes nunca le habían dado estos problemas, pero le pregunté si, cuando ellos eran cachorros, estaban recluidos. Me respondió que no, que andaban libres por el vivero, entraban y salían de la oficina cuando querían y tenían acceso a ella siempre que lo quisieran. La hice reflexionar al respecto.

Antes de marchar entré en la oficina donde estaba la viejecita pastora alemana. Los aceites que aceptó con gran satisfacción, lamiéndose, bostezando y posando el hocico sobre los frasquitos fueron:

  • Gaulteria
  • Abedul
  • Vainilla
  • Lima
  • Tabaco

Los dos primeros son analgésicos por lo que no me extrañó que los eligiera porque padece de problemas de las patas traseras. Le masajeamos un poco sobre esa parte del cuerpo y le gustó. La vainilla es un aceite cálida que reconforta. La lima, como todos los aceites cítricos, ayuda a levantar el ánimo, cosa que a un animal viejo y con dolores siempre le viene bien. El tabaco es un aceite que ayuda a los viejecitos que están perdiendo capacidad cognitiva.

Fue una mañana interesante porque vimos los dos extremos del espectro de la vida. Lo positivo es que la señora está muy abierta a cualquier sugerencia que pueda ayudar a los cachorros que, mientras viva la viejecita, siempre van a ver limitada su libertad. Era evidente que los cachorros son inteligentes y aprenderán rápido.

Quedamos en seguir con el trabajo en otro momento, y mientras tanto ella pondrá en práctica lo aprendido hoy. ¡Da gusto trabajar con personas receptivas!