La semana pasada se reunió en Fourstones un grupo excepcional de personas y perros para aprender lo que es la zoofarmacognosis aplicada y descubrir cómo puede beneficiar a los animales que comparten nuestra vida. Aparte de los perros participantes, tuvimos unos “oyentes” de excepción, la hermosa borzoi Lara y dos perros cazadores de alces. (Creo que es la primera vez que estas razas están presentes en un curso.) Lo hermoso de dar este tipo de cursos es que las personas que vienen realmente tienen interés y su mayor preocupación es descubirir maneras de mejorar la calidad de vida de sus animales.
Los perros son nuestros mejores maestros, y sin lugar a dudas nos enseñan que realmente saben lo que necesitan y que son capaces de seleccionarlo. Los problemas más importantes que presentaban eran miedos, ansiedad y la sospecha de algún problema de movimiento. Su selección fue clara y muy indicativa.
Hicimos una sesión después de que la mayoría de los participantes se hubiese ido ya que el perro en cuestión era muy miedoso: sobre todo tenía miedo a la gente, y no confiaba. Había pasado 8 meses de su corta vida amarrado en un lugar a oscuras sin socialización de ninguna clase. Sin embargo, incluso durante su breve sesión se notó un cambio. Después de un tiempo se atrevió a salir de debajo de la silla de su persona, se puso en pie y me miró. La expresión inicial llena de miedo se desvaneció y pudo aceptar mi mirada sin recular. Una característica que seguramente lo va a ayudar es su curiosidad innata y sus ganas de poder participar en este mundo por ahora tan intimidante. Su familia de acogida es realmente excepcional y comprometida al máximo. No me cabe la mejor duda de que con el tiempo encontrará su familia para toda la vida y será un perro maravilloso. ¡Lamentablemente la única foto que saqué me salió demasiado borrosa! ¿Será que a la fotógrafa le falta experiencia?
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