Durante los primeros días, como es natural, Salma estaba un poco desconcertada e incluso un poco confundida. ¿Dónde estoy? ¡Aquí todo es diferente! Gente nueva, perra nueva, gatos … ¿Dónde están mis hermanas? Tenía que seguirnos a todas partes porque parecía que nosotros éramos su ancla en este entorno nuevo.

Después de un mes ya ewstá egtablecida y confiada. Conoce el ritmo y las rutinas de la casa por lo que puede quedarse tranquilamente en un lugar mientras hay actividad a su alrededor.

Salma estaba acostumbrada a comer comida seca, pero nuestros animales comen una dieta cruda, de manera que había que hacer la transición de manera paulatina. No pudimos saber qué comida en concreto comía ella, aunque sí pudimos saber la marca, así que compramos dos bolsas, una de comida sin cereales y la otra más “normalita”. No le llamó la atención la comida sin cereales aunque sí comió la otra más básica.

El día después de su llegada empecé a introducir un poco de carne. La olió pero no sabía m uy bien qué hacer con ella y la dejó en el plato. El segundo día comió los trocitos de carne pero dejó la cucharadita de verdura y de quínoa.

El tercer día, además de la carne que comió, incorporé unos trocitos de hígado. Lo olio y los lamió pero no los comió.

Otra cosa que le ofrecí fue un hueso. Lo miró como si fuera un objeto alienígeno y lo olio. Luego lo tomó en la boca, probablemente porque se lo había ofrecido yo, pero a continuación lo colocó con cuidado en el suelo y se fue. ¡Qué diferencia con nuestros otros beardies que comían los huesos en menos que canta un gallo, pero claro ellos estaban acostumbrados desde cachorritos! Saqué la médula y se la ofrecí. La comió con agrado.

Luego decidí ofrecer la comida de manera diferenciada: le puse la comida seca en un plato y la carne en otro. Dejó la comida seca y comió la carne.

A la mañana siguiente, utilizando el mismo procedimiento, le ofrecí seca y pavo. No miró la comida seca tan siquiera y comió el pavo.

Tres semanas después de su llegada ya comía una dieta cruda bastante variada que incluye pollo, pavo, cerdo, vaca, pescado con algo de arroz con verduras y cúrcuma. No le apetece tanto la quínoa pero intentaremos de nuevo.

El otro día le ofrecí un cuello de pavo. Al principio no estaba muy segura de lo que había que hacer con él, pero no tardó en descubrir que no sabía mal y empezó a comerlo y otro día pasó un buen rato comiendo un hueso.

Por otro lado tiene un gusto bastante universal. Le encantan las aceitunas, queso de cualquier tipo – feta, mozzarella, Edam … –  yogur y ya ha vencido el tema de los huesos …