Luna es una yegua de pony shetland de unos 10 años de edad. Sufre de ácaros masticadores desde muy pequeña. Por consiguiente no tiene pelo sobre la columna vertebral y tiene zonas calvas en cada costado. La piel la tenía inflamada, seca y agrietada con tantos picores que se rascaba constantemente contra los árboles y postes en la finca. Los picores se veían agravados por las moscas que la cubrían la espalda que parecía una masa negra.

A pesar de que el dueño ha consultado con diversos profesionales y gastado una gran cantidad de dinero, la pobre Luna seguía teniendo los mismos problemas. Así fue como acudieron a mi a ver si se podría hacer algo por Luna. Yo no podía promoterles nada, pero me pareció que merecía la pena intentar para ayudar a a liviar a la pobre yegüita.

Los tratamientos comenzaron hace dos meses. El primer tratamiento consistió en lavar todas la zonas afectadas con agua tibia con vinagre de manzana frotando bien para quitar las escamas sobre la piel. A continuación se aplicó gel de aloe vera con tintura madre de caléndula,y aceite esencial de matricaria y díctamo (Origanum dictamnus), una planta endémica de Creta en Grecia. Finalmente se cubrieron todas las zonas afectadas con tierra diatomea.

El primer resultado fue que con la tierra diatomea las moscas dejaron de molestar a Luna y se eliminaron los picores de manera que no tenía necesidad de rascarse,  y así descansaba la piel.

Los  dueños se comprometieron a seguir con los tratamientos dos veces por semana. Preparé una mezcla de varias sustancias que tenían que añadir al aloe vera que la señora preparaba a base de las plantas que tiene en su finca: neem, vinagre de manzana, hidrolato de romero (hecho por mi), tintura madre de caléndula, aceites esenciales de díctamo, romero, mirra, extracto de algas y tomillo. El aceite neem puede ayudar a eliminar los ácaros incidiendo sobre su sistema reproductor.

Después de dos meses Luna ya tiene la piel mucho más suave y sin grietas salvo en unas pequeñas zonas, y le ha empezado a crecer el pelo. Primero empezó a extenderse en las zonas calvas de los costados y después sobre la columna vertebral. Todavía es una pelusilla incipiente pero algunos pelos alcanzan 4cm de largo y teniendo en cuenta que lleva 10 años sin pelo en la espalda considero que es un pequeño logro. Es probable que nunca tenga la cobertura normal porque posiblemente algunos folículos pilosos se hayan dañado, pero hay que valorar cada pasito hacia adelante.

Se seguirá con el tratamiento con algunas modificaciones de los componentes de la mezcla en vista de los desarrollos.

Claro que estos  tratamientos no se basan en los principios de la zoofarmacognosis ya que soy yo la que elijo las sustancias y no Luna, pero me pareció interesante compartir.