Esta mañana fuimos a la playa. Aunque era temprano, sobre las 8:30, hoy había gente. Encontramos a una señora de Madrid con una cachorrita de 5 meses, un cruce de border collie, llamada Bruma. La habían cogido con 2 meses de un pastor de la zona montañosa de Cabrales en Asturias. Habían visto un anuncio de los cachorros y se trasladaron desde Madrid a buscarla. Era su primera perrita.
Cuando Salma la vio se acercó a ella corriendo pero se detuvo unos metros antes y esperó a ver la reacción. La cachorrita inmediatamente empezó a jugar y Salma correspondió con entusiasmo. Seguramente ella estaba acostumbrada a jugar con los otros perros de casa pero Mimi, la mini pinscher, no sabe jugar. Salma y Bruma pasaron un buen rato persiguiéndose, alternando los papeles de perseguidora y perseguida.
Volvíamos por la playa cuando nos encontramos con una chica que tenía un cachorrito de labrador de 4 meses llamado Greg. Él y Bruma se pusieron a jugar de manera mucho más vigorosa y Salma se vio desplazada. Se acercaba de vez en cuando pero, al ver el nivel de energía, daba marcha atrás. De todos modos, caminamos todos por la playa en grupo y los perros interactuaron con cortesía y respeto.
Lástima que no pude grabar el encuentro enntre los dos cachorritos que fue de libro de texto: se acercaron en curva, olieron la zona inguinal etc. antes de iniciar el juego.
A Mimi no le hace mucha gracia que se le acerquen perros extraños así que a los cachorritos les dio una clase magistral de señales de distanciamiento que ellos aprendieron a respetar. Ella también evolucionó porque poco a poco toleraba una mayor proximidad.