Llega el verano y mucha gente se irá de vacaciones. Si tienen mascotas, está claro que la mejor opción, sobre todo para los perros pero también para muchos gatos que han aprendido a viajar, es llevarlos. Esto no va a ser posible en todos los casos por lo que la siguiente opción sería pedir o contratar a alguien que cuidase de ellos en su propia casa. Algunas personas tienen la gran suerte de tener un lugar donde sus mascotas pueden vivir en una casa como si fueran las mascotas de la persona, pero desafortunadamente esta opción es muy minoritaria. Si no queda más remedio que llevar al perro a una residencia canina, les ruego muy encarecidamente que hagan una inspección a fondo del lugar y hagan todas las preguntas necesarias para estar seguros de que este lugar en el más idóneo para cada animal.
Quedar abandonado (porque así lo puede interpretar el perro) en un lugar extraño con gente desconocida va a ser estresante para la mayoría de los perros, de manera que minimizar ese estrés debería ser una prioridad.
- Si el pero está acostumbrado a vivir dentro de casa como un miembro de la familia, ¿en la residencia estará alojado al interior o en un canil al exterior?
- ¿Las instalaciones están limpias?
- ¿Se puede llevar la cama y juguete favorito del perro para que encuentre algo familiar en este entorno ajeno?
- ¿Hay una zona cercada para hacer ejercicio?
- ¿Cuánto tiempo por día puede disponer de esta área cada perro?
- ¿Se respetará el régimen de comidas del perreo o tendrá que adaptarse a los horarios de la residencia?
- ¿Se puede llevar la comida que el perro está acostumbrado a comer?
- ¿Hay una persona disponible las 24 horas para atender a los animales?
Se ha demostrado que los cinco primeros días de la estancia en una residencia canina son muy estresantes para la mayoría de los perros. Tienen que acostumbrarse a un entorno extraño, a gente desconocida, estar confinados y posiblemente tengan otros perros a cada lado. Por lo tanto, en mi opinión, es importante que el personal al cargo de la residencia sea empática y dispuesta a ayudar a minimizar el trauma para los perros. No hay cosa más desgarradora que oír a los perros ladrar, aullar y llorar las 24 horas del día sin que nadie acuda para comprobar cómo están, a interactuar con ellos, hablarles y dejarles saber que alguien oye su angustia y que le importa.