El gato tenía los ojos muy mal. Se había desprendido la retina y se había quedado ciego. La presión en los ojos era elevadísima y hacía falta una intervención quirúrgica. El día antes de la intervención al gato se le ofreció una selección de aceites esenciales. Cuando inhaló la flor de saúco CO2, Gabrielle nunca había visto nada semejante. Era como si quisiera meterse dentro del frasquito. Pasó bastante tiempo inhalando y después Gabrielle se dio cuenta de que se había reducido considerablemente la nebulosidad en un ojo. Después de la intervención durante la cual se extirpó el nervio óptico no le interesaba tanto la flor de saúco CO2.
Inmediatamente después de la intervención sólo quería inhalar árnica CO2. Cinco días, después durante la revisión veterinaria, el veterinario quedó asombrado al ver que no había ni edema ni inflamación. A continuación eligió inhalar los aceites de aquilea, semilla de zanahoria y limón.
Como colofón acerca de la flor de saúco CO2, es elegida a menudo por los perros cuyos ojos lagrimean y se producen mejorías.
(Traducido de Caroline Ingraham)