Esta mañana cuando salimos a primera hora no había amanecido todavía, pero Salma se dirigió directamente a una planta en concreto y empezó a comerla con avidez. Después de un par de minutos se apartó y empezó a tener arcadas. Luego vomitó una pequeña cantidad de espuma. Como no había exhibido ninguna señal de malestar antes de salir, me interesaba mucho saber qué planta había comido.

Cuando salió el sol y se podía ver, descubrí que la planta que había comido era la hierba anagálide, Anagallis arvensis  también conocida como Lysmachia arvensis. Los farmacéuticos la conocen como Arvensis Herba.

Esto fue interesante porque existe documentación que demuestra que desde los tiempos de los griegos antiguos las partes aéreas de la hierba se usan como medicamento. En Grecia se usaba como antidepresivo y en Alemania, donde se conoce como Gauchheil o “sanador de locos”, el nombre también refleja su uso durante el Medioevo para trastornos mentales.

En otros países se ha usado la planta en aplicaciones tópicas para las úlceras y heridas que tardaban en sanarse. Otros usos han sido como expectorante y como remedio para el prurito, reumatismo, hemorroides, la lepra y para mordidas de serpiente además de trastornos relacionados con los riñones. ¡Otro uso fue para la rabia!

Como muchas plantas que se usan para fines medicinales, la hierba anagálide es tóxica tanto para los humanos como para los animales. Cuando los animales están en libertad y tienen suficiente pasto, suelen evitar la planta cuyas hojas son amargas y de sabor desagradable. Si el forraje contiene cantidades considerables de la hierba, los animales tienden a no comerlo, como demuestra la documentación proveniente de Australia. Si hay poco pasto y los animales ingieren la hierba, sufren efectos diuréticos y narcóticos lo suficientemente fuertes como para que la planta sea considerada como venenosa.

Cuando se administraron dosis líquidas a los humanos en un experimento, sufrieron náuseas intensas, dolor de cabeza y dolor corporal durante unas 24 horas. En algunas personas también causa dermatitis cuando tocan las hojas, aunque yo no he tenido esta experiencia a pesar de haber tocado la planta en bastantes ocasiones.

Un punto a su favor es que la hierba repele ciertos insectos, probablemente debido a su aceite esencial que tiene un olor penetrante.

La cuestión es ¿por qué Salma sintió la necesidad de comer esta planta esta mañana cuando la ha pasado de largo todos los días desde que llegó sin mostrar ni curiosidad ni interés? ¡No tengo ni la más remota idea!